Este boletín diocesano, fechado el 7 de noviembre de 1999, informa del inicio de las obras para la consolidación de la iglesia románica con la finalidad de evitar su hundimiento.
Desgraciadamente, desde esas actuaciones, el más completo abandono, olvido y ruina se ha apoderado del monumento y el obispado de Sigüenza-Guadalajara, que es su legítimo
propietario, es consciente de la situación. En la actualidad el coro y parte de la techumbre se han hundido al haber quedado sin la cubierta de teja, tejas que, curiosamente han
desaparecido del lugar.
El ábside tiene una hendidura perpendicular exageradamente pronunciada que presagia su total partición y desplome, las puertas están destrozadas en el suelo, parte del andamiaje
metálico realizado para sujetar los arcos de piedra están derribados por lo que los propios arcos no tardarán en dar con sus piedras en el suelo, la nave llena de escombros y
excrementos y sin nada que impida su acceso al interior con el peligro que conlleva de derrumbe.
En definitiva parece que las loables intenciones expresadas en el boletín han quedado en el más completo olvido, ¿hasta cuándo?
A la vista de un profano en la materia más bien pareciese que se estaba preparando su hipotético traslado, datos hay que lo avalan, que su pretendida consolidación in situ.
El tiempo, y determinadas declaraciones desde las más altas instancias del Obispado, parecen confirmar esta última tesis.