Amigas y amigos de Villaescusa de Palositos: Para los que estuvimos allí el día 26 poco hay que contar, lo vivimos en directo. Pero no todo el que vea esta página estuvo allí y, por eso, me atrevo a escribir una pequeña crónica de nuestra III Marcha de las Flores, la del triunfo de la razón me atrevería incluso a decir. Como es habitual nos fuimos congregando, poco a poco, en la Casa de Briones, este día es un día sin prisas y casi sin horarios, el estrés que espere hasta el lunes.
Son los momentos de los abrazos y besos de bienvenida y la ocasión para saludar y agradecer los apoyos de amigos y amigas que quieren sumarse libremente y con su buen criterio a estas justas reivindicaciones.
A diferencia del año pasado, el camino público de Peralveche a Villaescusa, estaba en perfecto estado por lo que no ofrecía las dificultades de la II Marcha, además, el día amaneció primaveral y algunos hubiésemos preferido alguna nube, eso sí, sin agua.
También fueron llegando los diversos medios de comunicación que nos vienen brindando su apoyo.
Este año, los peregrinos de la Ruta de la Lana del Camino de Santiago, decidieron hacer la etapa en sentido inverso iniciando su peregrinar en Viana de Mondéjar. Y como estamos en la Ruta de la Lana no podían faltar un grupo de protagonistas con sus nobles y cálidos mantos a cuestas.
Por fin empezamos a caminar a nuestro aire, unos más deprisa, otros más despacio, otros en animada charla con el ocasional compañero hasta nuestra primera parada forzosa que, como no podía ser de otra manera, estaba motivada por la ignominiosa puerta al campo cortando el camino público.
Una vez ante la vergonzante y consentida puerta al campo nuestro caminar se detuvo. Allí estaba también la Guardia Civil, benemérito cuerpo, que había madrugado algo más que alguno de nosotros para ser los primeros en llegar ya que estaban invitados al acto. La sorpresa fue que su presencia allí y, sobre todo su postura, era radicalmente distinta a la que habían mantenido en los dos años precedentes. Ya no formaban cordón protegiendo la puerta ni habían apostado sus vehículos en medio del camino público para impedir el paso tanto rodado como peatonal. Algunos eran los mismos del año anterior, pero sus rostros no reflejaban la tensión de la II Marcha.
¿Qué había pasado? Pues según nos comentó un buen amigo de Círculo Románico, que estuvo haciendo de "hombre bueno", la razón no era otra mas que las órdenes que habían recibido en esta ocasión consistían en no inclinarse por ninguna de las partes, ni de parte del propietario parcial, ni de parte nuestra, es decir, estaban allí para evitar cualquier tipo de incidente que pudiese producirse, hecho que no deseamos producir, pero no estaban para interceptar nuestro camino ni reprimir la Marcha. De algún modo, quien les impartió este año esas instrucciones, estaba reconociendo implícitamente que el año pasado se excedió dando órdenes extemporáneas más propias de los años cuarenta a setenta del siglo pasado. Esta es la actuación de la Guardia Civil que solicitamos desde la I Marcha y, al igual que en ocasiones anteriores fue negativamente criticada, esta vez hemos de agradecer.
Mientras tanto los integrantes de la Marcha se tomaban un descanso a la sombra de los robles comunales.
Esta postura de la benemérita pasó de boca en boca de tal manera que un grupo de desconocidos, que pasaban casualmente por allí, procedió a desmontar con mimo artesanal las puertas y con sumo cuidado para no lastimarse con el prohibido alambre de espino que las protegía. Hecho lo cual las depositaron con suavidad sobre un lateral del camino público para que nadie, ni la benemérita ni nosotros, pues había personas de cierta edad y niños, pudiese tropezar con los herrumbrosos hierros y producirse alguna indeseada infección.
Salvado este leve obstáculo continuamos nuestro recorrido con nuestro lema por delante y con nuestra limpia y pacífica enseña por el camino que tantas y tantas veces hemos transitado, y transitaremos, libremente.
Al tomar la última curva del camino público, para entrar en la plaza pública de El Coso, una nueva alambrada nos quiere cortar el paso pero en esta ocasión basta una sencilla operación para eliminar esta nueva barrera, ya son dos.
Por fin enfilamos la plaza de El Coso y, ya en ella, los caminantes observan con incredulidad la transformación sufrida y se preguntan unos a otros ¿Quién habrá dado permiso para hacer una nave en plena plaza?
Una vez en la plaza pública de El Coso, con precisión casi castrense, fuimos testigos de la llegada de los peregrinos de la Ruta de la Lana del Camino de Santiago por el camino público que une Villaescusa con Viana de Mondéjar.
Todos juntos nos dirigimos por el camino público de Escamilla, también conocido como vía pecuaria Cordel de Carrasalmerón y único camino posible, hacia el Cementerio Municipal. El año pasado, cuando se nos impidió el paso por la benemérita, merced a las incompresibles órdenes recibidas, dijimos que nuestros familiares y ascendientes sabrían esperar con su paciencia infinita nuestra llegada y así ha sido. Ellos descansan y reposan en Villaescusa de Palositos esperando nuestra llegada desde muy lejanos puntos.
Pero aún habría que salvar otras dos vallas, una de ellas con fuerte cadena y candado, ya van cuatro. ¿Tendrán miedo de los difuntos?
Por fin conseguimos acceder al recinto, o eso creíamos. Este año el alcalde, a pesar de habérselo pedido en tiempo y forma, no ha tenido a bien limpiar de broza y zarzas el interior del Cementerio Municipal. Posiblemente estaría persuadido de que no íbamos a llegar hasta allí. A mano hubo que cortar las zarzas, con algún pinchazo que otro, hasta dejar limpia la puerta de entrada.
Realizada la ofrenda se rezó una emotiva oración dando por concluido de esta manera el homenaje a nuestros ascendientes, no sin antes dedicarles un espontáneo aplauso de reconocimiento.
Del deplorable estado de mantenimiento del Cementerio Municipal de Villaescusa dan fe estas dos imágenes. Muros que se caen, o se empujan, puerta de acceso desvencijada, arco de piedra de la puerta principal en grave equilibrio por su parte interior, en fin, ¿cómo llamar lo que aquí se ve y todos pudimos comprobar?
De vuelta a la plaza de El Coso dedicamos unos minutos a posar con nuestra limpia enseña tras la pancarta más adecuada para la ocasión "NO AL CIERRE DE CAMINOS PÚBLICOS", moda caciquil esta de los cortes que está adquiriendo visos insostenibles por estos pagos.
Una cerrada ovación en la plaza pública de El Coso, nuestra plaza, la plaza de todos, puso fin a esta primera parte de la III Marcha de las Flores.
De pronto, un espontáneo de voz grave, lanzó un ¡VIVA VILLAESCUSA LIBRE! que fue unánimemente respaldado por los asistentes con el mismo entusiasmo.
A partir de este acto quedaba la visita a la iglesia románica del s. XIII de Villaescusa de Palositos, patrimonio histórico monumental de Castilla-La Mancha, propiedad del Obispado de Sigüenza, y pendiente de una recuperación integral, y muy urgente, por parte de la Consejería de Cultura que la incluyó en mayo de 2007, siendo consejera Dª Blanca Calvo, en el Plan de Recuperación del Románico de Guadalajara, mediante un convenio firmado con la Fundación Santa Mª la Real. También debe faltar poco para la declaración del templo como Bien de Interés Cultural. La espera desespera y la iglesia está muy amenazada.
Antes de llegar hasta la iglesia pudimos comprobar dos lamentables hechos, que se pueden apreciar en las dos fotografías siguientes:
Nuestro Ayuntamiento y la casa de Esperanza y Daniel se habían puesto de "acuerdo" para caerse en los últimos cinco meses, entre noviembre de 2007 y abril de 2008. ¿Cómo habrá sucedido? Porque, que recordemos, no ha habido en la comarca de La Alcarria ninguna sacudida sísmica natural y, por tanto, en Villaescusa tampoco. Sí puede haber sucedido alguna otra sacudida sísmica local de origen ¿desconocido?
Por fin, después de ver tanto despropósito, llegamos hasta la iglesia románica, ochocientos años nos contemplaban, eso sí, herida de muerte y lacerada de lado a lado. También seguían dentro de ella toneladas de escombros y demasiados excrementos de vaca.
Aquí tuvimos una sorpresa, a la iglesia románica de Villaescusa, toda ella de sillería y piedra tallada, le ha nacido una hijuela en forma de supuesta capilla, pero esta de ladrillo y cemento. Resulta al menos chocante que, mientras la histórica se degrada de forma progresiva y es ayudada a morir con algunos cuidados paliativos, nazca, por encima de ella, un remedo impersonal más propio de un cortijo andaluz. ¿Será una capilla católica? ¿Acudirá el Obispo de la Diócesis a bendecirla? ¿Invitarán a las fuerzas vivas y a los naturales de Villaescusa a su puesta en escena?
Los que ya estuvimos en el año 2006 pudimos comprobar que, dos años después, el deterioro prosigue su curso. A duras penas se mantiene en pie y su techumbre, sin tejado desde el año 2000, va cediendo con el paso del tiempo. Si el Plan de Recuperación del Románico de Guadalajara no llega a tiempo puede ser de que sólo sirva para dar fe de que allí existió un templo románico, erigido por "Gilem" hace casi ochocientos años, al que los responsables de mantenerlo en este siglo XXI, administración estatal, autonómica, local y obispado como propietario, no han sido capaces de ejecutar los acuerdos del Gobierno de Castilla-La Mancha. Sería la victoria de la nueva barbarie contra la comodidad de las anquilosadas poltronas.
"Gilem" la levantó en el siglo XIII. ¿Quién la hundirá en el siglo XXI? Reservaremos un espacio para su o sus nombres " ", espacio que, ojalá, no sea necesario utilizar.
No podíamos marcharnos sin antes visitar la fuente pública de El Gamellón, fuente mágica e inagotable de la que nos nutríamos cuando la fuente de El Coso no aguantaba el verano completo, fuente pública desaparecida sin permiso alguno como tantas otras cosas de Villaescusa.
Alguna mente enfermiza y desaprensiva se ha entretenido en escribir un rótulo de "Agua no potable" con la malsana intención, sin duda, de ahuyentar al caminante. Junto al Gamellón sobrevive, milagrosamente, el abrevadero y el viejo lavadero público, igualmente e inexplicablemente vallado, en cuyo entorno vivimos momentos felices que todos recordamos.
Desde el lavadero tuvimos la ocasión de fotografiar los restos del pueblo al otro lado de las múltiples alambradas.
De vuelta del Gamellón pasamos por delante del público juego de pelota, convertido actualmente en almacén gratuito "municipal" de chatarrería.
La visita tocaba a su fin, habíamos conseguido nuestro objetivo, que no era otro que rendir homenaje a nuestros antepasados y visitar los lugares públicos de Villaescusa de Palositos.
Nos fuimos tan pacíficamente como llegamos, por el camino público de Villaescusa a Peralveche, no sin antes advertir que la chopera, que un día de los primeros años 60 plantaron los vecinos con su alcalde a la cabeza en el soto del arroyo de La Hoz, también está vallada en lo que debe ser un espacio de posible dominio público hidráulico.
De vuelta en la Casa de San Román, y una vez repuestas las fuerzas y comentados los momentos vividos, es el momento de la despedida y de la tradicional "foto de familia". Algunos de nosotros era la primera vez que nos veíamos y nos conocíamos, pero estamos seguros de que no será la última mientras seamos capaces de mantener viva la memoria de Villaescusa de Palositos, por mucho que se empeñen en borrarla físicamente del mapa.
Parte de nuestros orígenes, cuando no todos, proceden de estas tierras y esos orígenes están muy arraigados en nosotros, han echado raíces y esas raíces están echando flores, pero las flores se marchitan si no se cuidan y, por eso, debemos procurar mantener esas flores con un grado de humedad permanente para que sigan germinando año tras año.
De todos nosotros depende.
En la Villa Excusa de los Palos Hitos, a 26 de abril de 2008.